“Al unir los tres tratamientos en este método, que se puede implementar en programas de mejoramiento de esta especie alrededor del mundo, se logró disminuir el tiempo en que obtenemos semillas en plantas que sí florecen, y garantizar semillas en las que no lo hacían y no se podían incluir en programas de mejoramiento”.
Así lo señala la ingeniera agrónoma Marcela Pineda Vargas en su tesis para la Maestría en Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, y explica que “aunque el productor quiere una planta de yuca sin ramas para manejar mejor su campo y su cultivo, el mejoramiento de especies requiere plantas con ramificaciones porque en la intersección de estas es donde crecen las flores, necesarias para los cruzamientos”.
Agrega que “en un programa de mejoramiento se cruzan materiales con características deseadas, por ejemplo uno con resistencia a plagas y enfermedades con otro de alto rendimiento”.
Estos beneficios se trasladan al agricultor cuando se consolida la nueva especie, en un proceso que toma entre 8 y 10 años, de ahí la importancia de encontrar métodos que permitan optimizar el tiempo.
Alimento estratégico
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la yuca se cosecha en más de 100 países tropicales y subtropicales; en 2012 la cosecha mundial ascendió a más de 280 millones de toneladas, lo que supuso un aumento del 60 % desde el 2000. El rendimiento medio mundial se ha incrementado casi un 1,8 % anual durante el último decenio.
Los programas de mejoramiento se encuentran en una constante búsqueda de materiales de mayor rendimiento, más resistentes a sequías, plagas y enfermedades, por lo que se estima que la producción media podría ascender a 23,2 toneladas.
Procesos a prueba
En el ensayo en campo se instalaron reflectores led de luz roja a 3 m de altura. Se usaron fotoceldas para detectar la luz ambiente y así el sistema prende y apaga automáticamente. La exposición a luz roja en la noche, 12 horas, ayudó al desarrollo de las ramas y al crecimiento de flores, e incluso especies que en condiciones normales no poseen ramificaciones, las generaron.
El trabajo fue liderado por el doctor Hernán Ceballos, miembro de la Alianza de Bioversity International y el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), y co-dirigido por la doctora María Sara Mejía de Tafur, docente de la UNAL Sede Palmira.
Con las ramas también aparecen las primeras flores que no se desarrollan y caen (abortan), ya que la planta está en crecimiento y concentra su energía en las ramas y hojas. Solo hasta la tercera o cuarta ramificación, que toma entre 5 y 9 meses, logran mantenerse.
Al hacer poda temprana de las nuevas ramas, las flores se desarrollan y posibilitan las polinizaciones. En este proceso se usa una lupa para identificar los brotes y cortarlos, aún muy pequeños, con una cuchilla de afeitar.
Al finalizar la poda se aplicaron hormonas (benciladenina) para lograr el cambio de sexo en las flores. En la yuca por cada 6 flores femeninas hay 50 masculinas, y la semilla se desarrolla en la femenina, una cantidad muy escasa para los cruzamientos que se necesitan. Los cogollos se deben rociar semanalmente.
Como resultado de este proceso se obtiene la semilla botánica con las características deseadas, que se llevan al invernadero y luego al campo.
Dichas pruebas –realizadas en el campus de la Alianza Bioversity-CIAT– permitieron articular en un solo método experiencias que se venían probando en diferentes partes del mundo. “En Cornell (USA) habían iniciado el estudio de la luz en invernadero y tenían la idea de aplicar hormonas; en China sabían que la poda podía influir en el desarrollo de las flores, entonces se unieron estos tratamientos en un solo protocolo y se probó en campo”, recuerda la magíster de la UNAL.
La investigación, que se enmarca en el “Proyecto de mejoramiento de la yuca NextGen” (NextGen Cassava Breeding), contó con la participación de la Universidad de Cornell y diferentes instituciones de Uganda, Nigeria, Tanzania y China. Con las instituciones participantes se han realizado intercambios de conocimiento buscando estandarizar la metodología y contrastar resultados.
“Los resultados obtenidos se están aplicando en la plataforma de transformación del CIAT, en el programa de forrajes tropicales, y en Cenicaña iniciaron estudios con luz roja para aumentar la floración o inducirla en diferentes materiales”, finaliza la magíster Pineda.
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“Cacao el Corazón del Catatumbo”, es el nombre dado por las 300 familias participantes del proyecto que hoy deja aportes a la reactivación económica y productiva de la cadena de cacao en esta subregión de Colombia, integrando los enfoques étnico y de género como elementos clave para la transformación territorial.
Desechos como bosta de caballo, hojarasca, boñiga de cordero, poda de pasto, tallos de frijol y aserrín resultaron ideales para cultivar hongos comestibles como el champiñón gris (Pleurotus pulmonarius) de la variedad orellana gris, capaces de prosperar en condiciones climáticas extremas. Por su sabor y textura esta especie es muy apreciada en Europa y Norteamérica, y en Colombia tiene un alto potencial para ser producida a escala comercial.
Cerca del 70 % de los costos ocultos mundiales tienen origen en las repercusiones sobre la salud asociadas a las enfermedades no transmisibles, como las cardiopatías, los accidentes cerebrovasculares y la diabetes, en particular en los sistemas agroalimentarios más industrializados.
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Esta nueva especie, hallada en Brasil, se alza como la ‘piedra Rosetta’ de la evolución del cráneo y el cerebro de las aves. Vivió hace 80 millones de años y sus restos fósiles están extraordinariamente bien conservados.
Un gen que controla cuándo las plantas de papa forman sus tubérculos también limita la absorción de nitrógeno.