La Ciénaga Grande de Santa Marta es el complejo lagunar costero más grande de nuestro país. Fue declarada reserva de la biósfera y es uno de los humedales más importantes de la costa Caribe. Hoy mejor conocido como un humedal Ramsar de importancia internacional.
Este majestuoso ecosistema depende del encuentro entre el agua salada del mar Caribe y el agua dulce del río Magdalena, y otros cinco ríos: Sevilla, Aracataca, Frío, Tucurinca y Fundación, los cuales nacen en la Sierra Nevada de Santa Marta. También es la fuente de trabajo y alimentación de miles de familias que desde hace dos siglos habitan casas construidas con estacas de madera sobre las tranquilas aguas de la ciénaga1.
En una de nuestras visitas a esta zona, uno de los pescadores recuerda que estos pueblos se originaron gracias a un solitario pescador que visitaba todos los días la Ciénaga para trabajar. Un día este hombre, cansado de los largos desplazamientos desde su casa hacia su lugar de trabajo, decidió construir su refugio sobre el agua, y fue así como poco a poco otros pescadores empezaron a llegar y formaron lo que hoy conocemos como los pueblos palafíticos de la Ciénaga: Buenavista, Nueva Venecia y Pueblo Viejo, entre otros.
Estas comunidades, que se destacan por su cultura anfibia, no solo han sido víctimas del conflicto armado en Colombia. También han visto morir ante sus ojos, su fuente de alimento e ingresos a causa de la degradación que la Ciénaga ha sufrido debido a las actividades productivas humanas.
Este humedal vivió momentos críticos debido a la interrupción de los flujos de agua dulce y salada, como consecuencia del desarrollo vial de la zona en la década de los noventa para conectar a Barraquilla con la Ciénaga.
Esta gran obra de carreteras para algunos significó progreso, facilidad de acceso, optimización de los tiempos y cercanía, pero para la naturaleza significó la muerte del 70 % del manglar, y por ende, la afectación de numerosas de especies de peces, mamíferos y aves. Para la comunidad este hecho también perjudicó su fuente de ingresos, pues al vivir en un sitio al que solo se accede por el agua el 90 % de la población depende de la pesca.
Bancolombia, Parques Nacionales Naturales (PNN) y WWF, unidos por el manglar
En palabras de Katherine Ariza, líderesa de la "Asociación de Mujeres Resilientes de la Tasajera -Cultivando Vida-": “Queremos darle a conocer el ecosistema de manglar a la comunidad para que lo puedan apropiar y lo puedan querer, porque si no lo conocen cómo lo van a querer”.
Por esto, junto a Bancolombia y Parques Nacionales Naturales nos unimos en "La Cuenta del Mar", una alianza que busca contarte sobre la importancia de los manglares para que te enamores de ellos y te unas a nosotros para protegerlos.
Junto a once organizaciones comunitarias y empresas familiares* de la Ciénaga Grande de Santa Marta y de VIPIS (Vía Parque Isla de Salamanca), estamos sembrando 7,000 plántulas de mangle para restaurar un área equivalente a siete canchas de fútbol como parte de una gran estrategia por la conservación de los manglares del Caribe colombiano.
Esta estrategia de restauración no solo implica la siembra, también estamos implementando la limpieza de los caños o drenajes naturales, eliminando plantas invasoras para garantizar el flujo de agua salada y dulce. Adicionalmente, hemos llevado a cabo jornadas de recolección y aprovechamiento de residuos, lideradas por las organizaciones comunitarias "Mangle mi Huella Verde", "Asgesyc" y "Aserpa", que están enfocadas en la gestión y transformación de residuos, especialmente el plástico.
Junto a Bancolombia y PNN también hemos desarrollado procesos de capacitación para estas organizaciones comunitarias y así juntos fortalecer sus habilidades en cuanto a innovación en emprendimientos comunitarios, formulación de las propuestas de valor, gestión financiera, comunicaciones y gobernanza y resolución de conflictos.
Todos los seres de la Tierra tenemos una poderosa conexión con los manglares
En el complejo lagunar Ciénaga Grande de Santa Marta, se encuentra el mayor bosque de manglar sobre la costa Caribe del país. Allí podemos encontrar dos áreas protegidas: el Santuario de Fauna y Flora de la Ciénaga y el Vía Parque Isla de Salamanca.
Los manglares, que son árboles que habitan en el agua, tienen una alianza de vida y protección mutua con los seres humanos. Gracias a sus extensas y robustas raíces, a los manglares se les conoce como sala-cunas ya que protegen a numerosas de especies de peces y moluscos que habitan entre el lodo y el agua durante sus etapas juveniles. De acá viene su estrecha relación con los pescadores, pues sin los manglares los peces no podrían sobrevivir y los pescadores no tendrían alimento ni para vender o consumir. Es por eso por lo que a los manglares les agradecemos por su inmensa contribución a la seguridad alimentaria del país.
Katherine Ariza, oriunda de Tasajera, líder social y ambiental, también reafirma el rol protector de los manglares:“El manglar para mí es absolutamente todo y hablo de mí y mi comunidad de la Ciénaga Grande de Santa Marta que depende al 100 % de este socio-ecosistema. El manglar es protección, biodiversidad, es todo para unas comunidades que viven y dependen de este, sin manglares no podríamos vivir en la Ciénaga”.
Katherine actualmente trabaja con un grupo de mujeres madres cabeza de hogar dedicadas a cultivar y proteger el manglar de la Ciénaga. Ella destaca la relación de las mujeres en el cuidado de los ecosistemas, “Las mujeres damos vida por naturaleza y damos ese don de amar, proteger conservar. Ese ha sido un rol muy importante en la conservación”. Es por esto que la Asociación nació desde el deseo que ellas sentían de no quedarse con el saber tradicional para darle manejo a las plántulas de mangle en un vivero, por eso hoy están dedicadas a llevar un mensaje inspirador a las comunidades de la zona acerca de la importancia de la protección de estos bosques y todo lo que nos brindan.
Otra forma de protección que nos ofrecen los manglares es contra los grandes vendavales, tormentas, la erosión de las costas, influencia de los huracanes y los tsunamis. Acá les compartimos otro dato histórico, pues de la historia todas y todos aprendemos.
El 12 de diciembre de 1979, se registró un terremoto de magnitud 8.1 con epicentro en la Costa Pacífica lo que provocó un tsunami con olas de hasta tres metros de altura que afectaron a las poblaciones de Guapi (Cauca) hasta Tumaco (Nariño). La combinación del terremoto y el tsunami causaron la destrucción de miles de viviendas, más de 400 personas fallecidas y 1.000 heridas.
Este devastador evento no lo podemos olvidar y fue el motor que impulsó a los habitantes de San Andrés de Tumaco a restaurar, cultivar y proteger sus manglares, ya que estos son barreras naturales contra tsunamis y ayudan a regular las inundaciones, gracias a su capacidad de reducir la altura y velocidad de las olas.
El impacto positivo de estos socio-ecosistemas también es global, pues los manglares son fundamentales en la lucha mundial contra el cambio climático, ya que capturan grandes cantidades de dióxido de carbono de la atmósfera (entre cuatro y cinco veces más que un bosque terrestre).
Lo que hacemos en el interior del país influye en las comunidades costeras
Jair Mendoza, Oficial Medios de Vida y Economías Sostenibles Caribe de WWF, nos cuenta que el manglar guarda una conexión con el agua, no solo en las costas sino con la cuenca de los ríos, por ejemplo, el Magdalena, que recorre gran parte de Colombia. Así mismo, Jair destaca que: “Entender esta conexión de los manglares con el agua, es entender porque protegemos a los manglares. Al cuidar el agua, cuidamos a los manglares y a todas las especies que allí habitan, incluyendo las comunidades que dependen de ellos”.
¿Qué puedes hacer desde casa?
WWF es la principal organización de conservación global, con presencia en más de 100 países y que cuenta con el apoyo de más de 5 millones de socios. Las acciones de WWF están enfocadas en seis grandes objetivos: especies, bosques, océanos, agua dulce, alimentación, clima y energía. WWF tiene además tres líneas de acción transversales: gobernanza política y social, finanzas y mercados.
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