Según el profesor Jhon Charles Donato Rondón, del Departamento de Biología de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), coautor del libro De los ríos suramericanos al río Magdalena publicado por la Editorial UNAL, “es importante reconocer el río y sus tributarios como una entidad natural sujeta a derechos de protección, conservación, mantenimiento y restauración a cargo del Estado y de las comunidades de la sociedad civil, como ya se hizo para el río Atrato”.
También considera que es urgente declarar como reserva fluvial la cuenca alta del río Magdalena y sus tributarios, en particular las lagunas de páramos como las glaciales, en donde nacen los sistemas fluviales. Hay que recordar que este nace a 3.685 msnm, en el Páramo de las Papas, ubicado en el macizo colombiano, una importante zona de montañas entre los departamentos de Huila y Cauca.
“Además es importante promocionar políticas para proteger las especies de peces migratorios (bocachico, bagre o nicuro) que son la base de la cadena alimenticia y que ofrecen uno de los servicios ecosistémicos más importantes del río como es su aporte de proteína de alta calidad para la población colombiana”.
Así mismo, es fundamental proteger el delta fluvial de La Mojana y la depresión Momposina como reservas hídricas que sirven como hábitat para el desarrollo de poblaciones de peces (juveniles) y funcionan como zonas de regulación hidrológica natural del río en su cuenca baja (Magdalena, Atlántico, Bolívar y Sucre).
Y tal como afirma el experto, “de ninguna manera puede faltar la promoción de medidas para obligar a las empresas que utilizan los recursos hídricos y modifican los cursos de los ríos (hidroeléctricas), a cumplir con las normas de protección, tanto de los ciclos de vida de las especies migratorias de peces como de los ciclos hidrológicos del río que han afectado la disponibilidad de agua y los recursos pesqueros artesanales del país”.
Situación sobrediagnosticada, se necesitan acciones
Todas estas recomendaciones que el profesor Donato ofrece en el tercer capítulo del libro De los ríos suramericanos al río Magdalena surgen a partir tanto de su experiencia como investigador como de una exhaustiva revisión de documentos académicos y científicos que dan cuenta, entre otros aspectos, de que el 80 % de la contaminación del Magdalena proviene de las actividades domésticas –es decir de aguas negras que se vierten a este afluente–, de la minería ilegal con el usos de químicos como el mercurio, de la deforestación y la urbanización.
Así mismo, la construcción de las represas El Quimbo y Betania, en el Huila, ha ocasionado que el78 % de la cuenca alta presente erosión crítica, es decir desgaste y desprendimiento de material del lecho y las laderas del río por la acción de las corrientes de agua; además en los últimos 40 años se ha presentado una reducción del volumen pesquero del 62,5 %.
De igual manera, estudios del Instituto Humboldt identificaron que el área de los humedales en el río Magdalena se ha reducido en un 24 % y que este cuenta con 233 especies de peces, de los cuales 158 (76 %) son autóctonos de estos ecosistemas, entre ellos pataló, bagre, bocachico, nicuro, piraña, sábalo y pez carpa. Actualmente solo hay una décima parte de los peces que se reportaban hace 30 años.
“El río Magdalena es un ejemplo claro de cómo la actividad humana puede afectar negativamente la salud de un ecosistema fluvial, por eso es importante tomar medidas no solo para preservar la biodiversidad sino también para garantizar el bienestar de las comunidades que dependen de ellos”, afirma el académico.
Ríos a fondo
El libro De los ríos suramericanos al río Magdalena describe 89 ríos agrupados en 23 capítulos y ofrece una visión detallada de la geología, hidrología, biodiversidad y la historia humana de cada una de estas cuencas fluviales.
Suramérica es hogar de algunos de los ríos más largos y biodiversos del planeta como el Amazonas, que atraviesa 7 países incluyendo Brasil, Colombia y Perú; el Paraná, que fluye a través de Brasil, Paraguay y Argentina, y el Orinoco, que pasa por Colombia y Venezuela.
Pese a su importancia, estos ecosistemas enfrentan numerosas amenazas, desde la contaminación y la deforestación hasta la construcción de represas y la sobrepesca. Muchos ríos del continente han sido contaminados por minería y descargas de aguas residuales de grandes ciudades y pueblos con inadecuadas plantas de tratamiento. Así mismo, muchos de ellos han sido severamente represados y no fluyen libremente, afectando la migración de peces.
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Una superficie del tamaño de Egipto, unos 100 millones de hectáreas, de tierras sanas y productivas se degrada cada año debido a la sequía y la desertificación, provocadas principalmente por el cambio climático y la mala gestión de la tierra.
La pérdida de bosques en el Perú, especialmente en la Amazonía, ha alcanzado cifras alarmantes. En 2023, se perdieron 132,216 hectáreas de bosque amazónico (Geobosques, 2023), y los incendios forestales afectaron otras 63,000 hectáreas (SERFOR, 2024). Este escenario demuestra que el avance de la deforestación no se detiene y cada vez es más urgente la necesidad de actuar y promover una cultura de prevención y manejo sostenible en nuestro país.
El análisis de la concentración de mercurio en el músculo de 673 individuos de 8 especies de peces de interés comercial –como pargo y bagre– capturados en el golfo de Salamanca (Magdalena) y en la Bahía de Buenaventura (Valle del Cauca), evidencio que 316 de ellos (47 %) excedieron el límite máximo recomendado para consumo por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que es de 0,5 microgramos por gramo (µg/g) del metal pesado.
La contaminación, la degradación del hábitat, los efectos del cambio climático y el uso excesivo de los recursos de agua dulce están ejerciendo una presión sin precedentes sobre los lagos, ríos, aguas costeras y aguas subterráneas de Europa. Según la más extensa evaluación realizada sobre la salud de las masas de agua de Europa, publicada hoy por la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), Europa no está en el buen camino para cumplir sus objetivos de mejora de la salud de las aguas con arreglo a las normas de la UE. Se requiere una mejor gestión del agua para reforzar la resiliencia hídrica, aliviar las presiones sobre el agua y garantizar que la ciudadanía, la naturaleza y la industria de Europa dispongan de agua suficiente y de buena calidad.
El fondo para la infancia proyecta en su último informe cómo tres mega tendencias afectarán la vida de los niños en 2050. El organismo pide invertir en educación, servicios y ciudades sostenibles, ampliar la resiliencia climática y proporcionar conectividad.
Este oasis único, conformado por 25.000 hectáreas de área protegida en la Alta Guajira, afronta una creciente presión por el pastoreo extensivo de ovejas y cabras, esencial para la cultura wayú pero perjudicial para este ecosistema único. Ante tal desafío, se proponen estrategias que combinan ciencia y saberes ancestrales para equilibrar la conservación ambiental y el sustento de las comunidades indígenas.