Johan Sebastián Sánchez Rincón
Economista, Universidad Nacional de Colombia sede Medellín
Medelín, Colombia
Analista de proyectos, Federación Nacional de Cafeteros de Colombia
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La calidad sensorial: herramienta para mejorar la productividad de la caficultura en Colombia

El café ha representado en la historia de Colombia un renglón de suma importancia a nivel económico y cultural. El café colombiano y la marca Juan Valdez tienen una merecida reputación en los mercados internacionales por ser un producto de alta calidad, lo que nos llena de orgullo al ser reconocidos como los productores de “el mejor café del mundo”. Esta calidad se debe, entre otras razones, a las condiciones ambientales existentes en el país y al sistema de gestión y respaldo diseñado por los productores colombianos (Federación Nacional de Cafeteros, s.f.). A nivel económico, fue el principal producto de exportación del país hasta inicios de la década de los sesenta del siglo XX, proporcionándole las divisas necesarias para su desarrollo.

Aunque otros sectores han adquirido mayor relevancia económica, Colombia aún se ubica como el tercer productor de café en general y el mayor en cuanto a café suave a nivel mundial (FAO, s.f.; Valencia, 2012).

Gracias a la recuperación de la producción del café de Colombia, las exportaciones han experimentado un gran crecimiento a partir de 2013, pasando de 7,2 millones de sacos de 60 kg en 2012 a 12,7 millones en 2015 —siendo la cifra más alta registrada en los últimos 22 años—, lo que se traduce en un incremento de 77 %. En 2015, sus principales destinos fueron los Estados Unidos (5,3 millones), Japón (1,33 millones) y Europa (4,12 millones), lugares donde existe una gran demanda por el café colombiano (ya sea estándar o especial).

Sin embargo, los puntos críticos de situación actual de la caficultura son los altos costos de producción y los bajos (y volátiles) precios internacionales. Esto exige estrategias diferentes que permitan obtener rentabilidad para los productores.

Una de las principales estrategias de diferenciación para el mercado de cafés es la producción de alta calidad. Si se quiere ser competitivo, los conceptos de calidad y sostenibilidad tienen que estar en la conciencia de todos los involucrados en las distintas etapas del proceso productivo (Monroig Inglés, s.f.), desde el caficultor hasta los clientes.