Bancos de semillas: herramienta sostenible para la conservación de la biodiversidad en el municipio de Ubaque, en Cundinamarca (Colombia)
Seed banks, a sustainable tool for the conservation of biodiversity in Ubaque, Cundinamarca (Colombia)
Las prácticas de agricultura actualmente empleadas requieren para su mantenimiento el uso de componentes químicos perjudiciales para los recursos naturales, la calidad de la semilla y la salud del ser humano, los cuales además alteran la conservación de los recursos fitogenéticos nativos que personifican la cultura ancestral de una comunidad. Por ello la implementación del banco de semillas en Ubaque es una iniciativa de desarrollo sostenible que representa un bien colectivo para la preservación, la conservación y el rescate de las semillas en peligro de desaparición, además permite recuperar las prácticas agroecológicas tradicionales, contribuyendo así en el mejoramiento de la calidad de vida de los campesinos y en su fuente de sustento. Este proyecto ha sido realizado a partir de un proceso investigativo en conjunto con la comunidad que permitió identificar las semillas que desempeñan un papel fundamental en la cultura de la región y que son indispensables rescatar tales como el maíz (Zea mays), el baluy (Erythrina edulis), la guatila (Sechium edule), el fríjol todo el año (Phaseolus vulgaris), los cubios (Tropaeolum tuberosum) y las hibias (Oxalis tuberosa). Una vez identificadas, se procedió a establecer los parámetros de control de temperatura, humedad, aireación y luz necesarios para su conservación y almacenamiento, formulando así el protocolo de funcionamiento y manejo del banco.
1. Introducción
Las problemáticas actuales asociadas a la conservación de la diversidad son cada vez mayores, especialmente en referencia a temáticas de tipo biológico, en que es posible incluir no solo todo aquello relacionado con la vida animal, sino también lo relacionado con la pérdida de recursos fitogenéticos, los cuales se encuentran dentro de la primera línea de sustento para la mayoría de los organismos vivos a nivel mundial [1]. Se estima que el 70% de nuestra alimentación proviene únicamente de 12 especies vegetales, tales como el arroz, el maíz, el trigo y la papa [2].
En función de lo anteriormente mencionado y como consecuencia de los actuales modelos de producción agrícola, se ha gestado de manera irremediable una serie de problemáticas en que destacan en primera instancia todas aquellas asociadas al deterioro del entorno natural. Un conjunto de anormalidades como la degradación de los suelos, la deforestación, la contaminación atmosférica, que al no ser controladas provocan la pérdida y muerte inevitable de la diversidad dentro de los dominios intervenidos, como consecuencia de prácticas relacionadas con el uso de pesticidas, fertilizantes e intrusión de organismos alterados genéticamente [3].
Es así como la producción agrícola, encargada de suplir la demanda mundial de alimentos para los seres vivos mediante modelos industrializados ha aumentado dramáticamente durante las últimas décadas [4], precipitando la aniquilación de las ancestrales técnicas de producción en distintos territorios a nivel mundial, cuyas metodologías sí tenían como propósito la sostenibilidad y la seguridad alimentaria, desarrolladas hace más de 10.000 años por los antiguos pueblos indígenas [5].
La sumatoria de estos factores se ha reflejado además en la dependencia generada a la comunidad campesina, basada en intereses netamente económicos por parte de las corporaciones de producción de insumos químicos, cuyos productos en muchos casos responden únicamente a organismos creados mediante alteraciones en su código genético (OGM) y que se presumen de ser más “rentables y eficientes” [6]. De modo que la realidad para los productores es que esta situación posee implicaciones económicas y muy probablemente humanas (por afectaciones en la salud) a largo plazo, todo ello en los modelos propuestos dentro de la llamada revolución verde [7].
Recursos
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