Carenne Ludeña

Doctora en Estadística Matemática, Universidad de Orsay (París XI), París, Francia
Profesora, Facultad de Ingeniería y Ciencias Básicas, Universidad Jorge Tadeo Lozano, Bogotá, Colombia
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Big data para la convivencia

Big data para la convivencia

Es casi imposible no haber oído el término big data. Sinónimo de grandes volúmenes de datos en formatos variables, que incluyen texto, imágenes, audios, videos o redes sociales, se ha convertido en el paradigma del manejo automatizado de la información y el motor de algoritmos que predicen lo que queremos aun antes de saber que lo queríamos. Asimismo, es epicentro de un nuevo debate entre el ser humano y las máquinas, y no pocos temen el surgimiento de una distopía orwelliana.

Se habla quizás menos de su potencial. De los beneficios que traen las incipientes historias clínicas informatizadas que empoderan a los pacientes al tener acceso abierto a todos sus datos, de la agricultura de precisión gracias al uso de sensores o imágenes satelitales que permiten ahorrar agua, fertilizantes o pesticidas, del desarrollo de redes descentralizadas de producción y distribución de energía (en la cual participan directamente los hogares), o del acceso casi ilimitado a bases de datos extraordinarias en literatura, arte o ciencia.

Y es que los cambios ya ocurridos, y los que habrán de ocurrir, en la manera como nos comunicamos, educamos, convivimos, trabajamos, opinamos, compramos y vendemos o hasta enamoramos, gracias a las plataformas y herramientas de manejo de datos, transformarán de manera importante la sociedad y las relaciones entre los individuos que la conformamos.

Efectivamente, el tema no está exento de riesgos. La existencia de plataformas donde se concentran cantidades enormes de datos debe ser cuidadosamente legislada: los datos de los individuos deben ser protegidos, la posibilidad de control masivo debe ser regulada, la aparición de sesgos sociales debe ser controlada. Pero, por otro lado, nunca hasta ahora se había abierto tanto la posibilidad, gracias a estas plataformas y a los algoritmos que hacen posible procesar los datos, de una conexión tan horizontal entre los individuos a escala mundial.

Entre los temas que se vislumbran en el horizonte cercano está la casi imperiosa necesidad de desarrollar soluciones que nos ayuden a convivir en las grandes ciudades. En efecto, se proyecta que, en 2050, más del 75 % de la población mundial habitará áreas urbanas...