La naturaleza es infinitamente creativa. Nunca dejes de asombrarte y maravillarte con el mundo que te rodea.
Barbara McClintock, científica estadounidense y pionera en citogenética, fue la primera mujer en recibir el Premio Nobel de Medicina en solitario. Destacó por sus investigaciones adelantadas a su tiempo, descubriendo los elementos móviles del genoma, demostrando cómo los genes determinan las características físicas del maíz y otros organismos. Además, realizó estudios exhaustivos en citogenética y etnobotánica de diversas razas de maíz en Sudamérica.
Barbara McClintock fue la tercera hija del médico Henry McClintock y Sara Handy McClintock. Desde niña, demostró inteligencia, independencia y una inclinación por la ciencia. A la edad de 3 años, vivió con sus tíos en Brooklyn mientras su padre establecía un consultorio. Completó la secundaria en Erasmus Hall High School de Brooklyn y decidió ingresar a la Escuela de Agricultura de la Universidad de Cornell, a pesar de la oposición de su madre, quien creía que la educación superior reducía las posibilidades de matrimonio de las mujeres y la familia aún enfrentaba dificultades económicas.
McClintock fue una adolescente que disfrutaba de la soledad y describió este estado como la ‘capacidad de estar sola’. Durante su juventud, dedicó muchas horas a estudiar de forma autodidacta en una biblioteca pública. La adquisición de conocimiento le sirvió para conseguir trabajo en una oficina de empleo y, con la ayuda de su padre, ingresó en Cornell en 1919. En su primer curso universitario, se destacó por ser la mejor estudiante y ser seleccionada para presidir una asociación estudiantil. En 1921, descubrió su interés por la genética al tomar un curso sobre el tema, y un año después, su profesor, el genetista C.B. Hutchison, la invitó a un curso de genética para graduados. Este curso definió su carrera profesional y la impulsó a dedicarse por completo a la investigación genética. En 1923, obtuvo su título de Bachelor of Science (BSc), completó su posgrado en 1925 y se doctoró en genética y botánica en 1927.
Tanto en sus investigaciones de posgrado como en su trabajo como profesora, McClintock se orientó en el estudio de la citogenética del maíz. Para su doctorado, formó un grupo con los mejores estudiantes para analizar los cambios que transcurren en los cromosomas durante la reproducción de los genes del maíz. El equipo empleó técnicas de microscopía desarrolladas por ellos mismos en el laboratorio de la universidad. McClintock escribió años más tarde sobre este momento que: “Nos consideraban arrogantes (...) Estábamos mucho más adelantados que otra gente y no podían entender lo que estábamos haciendo”. En 1930, fue la primera en describir los entrecruzamientos entre cromosomas homólogos durante la meiosis. Un año después, en conjunto con su estudiante predoctoral Harriet Creighton, publicó un estudio con el que demostró de forma empírica que los genes se encontraban localizados en los cromosomas y estableció la relación entre el entrecruzamiento meiótico y la recombinación de características heredables.