“Cuando comencé mi carrera profesional, la búsqueda de la ciencia estaba en una transición desde una pesquisa por parte de individuos motivados por la curiosidad personal a una empresa mundial con poderosos propósitos estratégicos y materialistas”
Charles David Keeling fue un científico destacado por dar a conocer la problemática del calentamiento global con sus estudios encauzados en la comprobación del crecimiento de dióxido de carbono en aire.
Nació el 20 de abril de 1928 en Scranton (PA, Estados Unidos). Se recibió de químico en la Universidad de Illinois en 1948 y obtuvo su PhD. en química en la Universidad del Noroeste en 1954. Fue becario posdoctoral en geoquímica en el Instituto de Tecnología de California (Caltech); allí desarrolló el primer instrumento para medir dióxido de carbono (CO2) en muestras atmosféricas. En 1953 se vinculó al Instituto de Oceanografía Scripps; allí trabajó durante 43 años y fue nombrado profesor de oceanografía en 1968.
En 1958 recogió sus primeras muestras de CO2. En 1960 concluyó que se presentaron fluctuaciones considerables en los niveles de este gas, siendo alcanzados sus máximos en el hemisferio norte durante el invierno tardío. La llamada curva de Keeling es el resultado de los datos obtenidos por el científico que muestran un aumento constante de las cotas de CO2.
A pesar que la Fundación Nacional de la Ciencia cortó los fondos de la investigación de Keeling a principios de los años sesenta —con el argumento que sus resultados eran “rutina”—, esta organización se valió de esta en 1963 para su advertencia acerca de la existencia de un efecto invernadero. En 1965, un reporte del Comité Asesor Científico del presidente Lyndon B. Johnson señaló de manera similar los peligros de los riesgos de un exceso de emisiones de gases que atrapan el calor y el subsecuente aumento de temperaturas del planeta.
La recolección de datos iniciada por Keeling y proseguida en el Observatorio Mauna Loa (uno de los cinco volcanes en la isla de Hawaii) ha sido el registro continuo de CO2 atmosférico del mundo, siendo considerado un indicador fiable de una tendencia global en el nivel medio de la troposfera. Los niveles crecieron de 315 ppm (partes por millón) en 1958 a 380 ppm en 2005, con incrementos relacionados con las emisiones de combustibles fósiles. Asimismo, ha tenido lugar una agudización en la variación estacional en muestras de finales del siglo XX y principios de siglo XXI.