No hay palabras, solo hay música
Músico, violinista, compositor, empresario y sacerdote de origen italiano. Impulsor de la Escuela Veneciana y uno de los mejores exponentes del Barroco, siendo de gran influencia por su innovación tanto en la forma como en la estructura musical.
Antonio Vivaldi nació en Venecia (Italia) el 4 de marzo de 1678. Hijo de Giovani Bautista Vivaldi, un violinista muy apreciado en la Capilla Ducal de San Marcos, quien sería la primera influencia en la vida musical del artista enseñándole a interpretar el violín. Gracias a la profesión de su padre, Vivaldi conoció importantes personajes de la música que contribuyeron en su aprendizaje. Empezó su preparación para el sacerdocio a los 15 años (1693) y diez años más tarde sería ordenado sacerdote.
Sin embargo, al cabo de dos años tuvo que abstenerse de celebrar misas como consecuencia de una enfermedad respiratoria; con lo cual también tuvo que abandonar la interpretación de instrumentos de viento. Pese a su condición de salud, Vivaldi nunca se alejó de la música; en 1704 empezó a trabajar en el “Ospedale della Pietá”, un conservatório para niñas huérfanas donde fue profesor de violín y más adelante sería nombrado director musical, un cargo que desempeñó durante tres décadas. Escribió conciertos, cantatas y música sacra vocal para sus estudiantes, quienes comenzaron a ganar reconocimiento y consideración en Europa. Las obras sacras incluyen motetes solistas y obras corales a gran escala para solistas, coro doble y orquesta.
Dada la popularidad de la ópera a comienzos del siglo XVIII en Venecia, Vivaldi se convirtió en empresario del Teatro San Angelo, donde también se desempeñaba como compositor de ópera. Fue un periodo en el que compuso gran parte de su obra, que incluye su más reconocido trabajo: Le quattro stagioni (Las cuatro estaciones), el cual se conforma de cuatro conciertos para violín que representan escenas apropiadas para cada estación del año.