Conventional biofuels in respects of sustainable development
Los biocombustibles convencionales respecto al desarrollo sostenible
El objetivo de este documento era debatir las cuestiones relacionadas con los biocombustibles convencionales en el contexto del concepto de desarrollo sostenible. Se presentaron las normativas legales más importantes cuyo objetivo es garantizar su producción sostenible. La revisión bibliográfica se realizó en tres dimensiones: ecológica, económica y social. En teoría, los biocombustibles convencionales están en consonancia con idea discutida, pero en realidad son controvertidos. En consecuencia, las actuales directivas de la UE pretenden reducir su uso y apoyar la transición a los biocombustibles avanzados.
INTRODUCCIÓN
El desarrollo económico dinámico, a pesar de sus numerosos beneficios (entre ellos la mejora del nivel de vida y la seguridad de las sociedades) está relacionado con muchos fenómenos negativos, así como con amenazas que constituyen un gran reto para el siglo XXI. La degradación y la contaminación del medio natural, junto con la sobreexplotación de los recursos naturales no renovables (por ejemplo, la hulla, el petróleo y el gas natural) son algunos de los más graves. Ante estos problemas, se presta mucha atención al concepto de desarrollo sostenible, que hace hincapié en la necesidad de que el desarrollo económico sea armónico con el entorno natural y la esfera social. En el discurso científico actual, durante muchas décadas, el término se ha definido con mayor frecuencia como el desarrollo que satisface las necesidades de las sociedades modernas de una manera que no priva a las generaciones futuras de la misma posibilidad (Komorowska, 2014). En el concepto de desarrollo sostenible, la búsqueda del crecimiento económico no es el objetivo en sí mismo. También implica el desarrollo social y el enfoque ecológico de la vida (Poskrobko, 2011). La idea se basa en tener en cuenta la relación entre las esferas medioambiental, económica y social, así como entre el presente y el futuro (Sobal, 2013).
El funcionamiento de la civilización y un mayor desarrollo económico están inseparablemente conectados con el transporte (Olejnik, 2016), un gran consumidor de energía y un importante emisor de contaminación. En la Unión Europea, el sector del transporte representa alrededor de un tercio de la demanda total de energía (que se cubre principalmente con crudo (petróleo)) (UE, 2016) y alrededor de una cuarta parte de las emisiones totales de gases de efecto invernadero, la mayor parte de las cuales son generadas por el transporte por carretera (Kupczyk et al., 2017a). En un intento de minimizar su impacto negativo en el medio ambiente, la UE promueve el uso de combustibles basados en energías renovables (de acuerdo con el concepto de desarrollo sostenible) para el transporte. Los Estados miembros están obligados a garantizar que para 2020 la cuota mínima de energía renovable en el consumo final de energía para el transporte sea del 10%. En este contexto, la energía procedente de biocombustibles1, que puede almacenarse y, sin impedimentos técnicos significativos, utilizarse en la infraestructura de transporte existente, parece revestir la mayor importancia (TCE, 2016).
Recursos
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Formatopdf
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Idioma:inglés
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Tamaño:313 kb