Pienso, por lo tanto existo
Filósofo, matemático, físico y fisiólogo francés del siglo XVII, considerado el padre de la filosofía moderna, además de haber sido el creador de la geometría analítica y el creador del mecanicismo. Es considerado también como el padre del racionalismo. Al ser un pensador inconforme, basó gran parte de su vida en la búsqueda de la verdad, lo cual lo llevó a dudar de todo excepto de que se estaba dudando. De esta disertación sale su frase más conocida “pienso, por lo tanto existo” (en latín cogito, ergo sum). El plano cartesiano recibe este nombre en su honor, ya que Cartesius era la forma latinizada de escribir su nombre.
René Descartes nació el 31 de marzo de 1596, en un pueblo francés llamado Touraine, pueblo que más adelante cambió su nombre por Descartes al considerarlo su hijo más ilustre. Su madre, Jeanne Brochard, murió tan solo trece meses después de su nacimiento. Su padre, Joachim Descartes, era un abogado que trabajaba en el parlamento de Bretaña. René fue criado en la casa de su abuela materna por su padre y su nodriza. Sus estudios los inició en el Collège Henri IV de La Flèche, en donde mostró amplias aptitudes, especialmente para las matemáticas. Permaneció en el colegio hasta los dieciséis años y en este periodo aprendió física, filosofía escolástica y recibió una amplia introducción a la cultura clásica, pues debió aprender latín y griego, en el colegio su educación fue bastante completa para la época.
Cuando tenía dieciocho años se inscribió en la Universidad de Poitiers en las facultades de derecho y medicina. En 1616 obtuvo el título de licenciado en Derecho, pero nunca ejerció la profesión. Más adelante se alistó en el ejército para participar en la Guerra de los Treinta años motivado más por su deseo de conocer distintas culturas y países que por el hecho de obtener una victoria. Durante el invierno de 1619 pasaba las noches en una habitación donde se calentaba solo con una estufa. En la noche del 10 al 11 de noviembre tuvo tres sueños a los que él mismo catalogó como “una revelación divina”. Este sería el episodio que daría inicio de su carrera investigativa y marcaría las bases del racionalismo.