Si observamos los diversos objetos, equipos, maquinarias, recipientes de proceso, mecanismos, estructuras, vehículos de transporte u otros productos que usamos o que se comercializan en los mercados, tanto a nivel doméstico como industrial, estos requieren de la unión entre materiales. Tales materiales pueden ser metálicos y no metálicos. Las uniones pueden darse entre componentes metálicos, no metálicos y entre ambos. En el primer caso, estas se logran utilizando soldadura o cualquier otra tecnología de unión, por ejemplo, roscados y adhesivos.
La soldadura es un proceso de fabricación en donde se realiza la perfecta unión de dos materiales metálicos a través de la coalescencia (fusión) producida por la aplicación de energía térmica. En la soldadura por fusión se logra un sistema único de cristales en el cual dos piezas (o componentes) de un material base son unidas fundiéndose ambas; se puede agregar un material de relleno (también conocido como material de aportación) que, luego de enfriarse, se convierte en una unión fija con diversas propiedades mecánicas, de acuerdo a los requerimientos de los usuarios.
La soldadura implica una serie de aspectos que es necesario tener en cuenta, los cuales se relacionan con lo que se ha denominado la metalurgia de la soldadura. Por ejemplo, es importante analizar las características de los materiales a ser unidos. En lo concerniente al comportamiento frente a la temperatura, no todos pueden resistir valores elevados; existen opciones como la soldadura explosiva que, mediante la colisión de dos piezas a alta velocidad, permite que estas se plastifiquen y se unan sin generar demasiado calor. En otros casos, se necesitan altas temperaturas para la fusión; el reto está en cómo lograrlas y la atmósfera requerida para ello.
No se puede olvidar que el objetivo de la soldadura es lograr uniones permanentes que resistan no solo los esfuerzos a los cuales pueden estar sometidas, sino también la acción debilitante ejercida por agentes químicos, siendo la corrosión es uno de los efectos más preocupantes. Otro aspecto a considerar es el material de relleno y sus propiedades frente al metal base durante el proceso de calentamiento. Por su parte, las velocidades de calentamiento y enfriamiento también influyen en los atributos de las uniones soldadas.
Existen varios métodos de soldadura para diversos propósitos, aunque la mayoría utilizan calor extremo para derretir ambos materiales y unirlos. Diferentes tipos coexisten entre sí, comprendiendo desde los tradicionales hasta los relativamente nuevos que requieren electricidad de manera intensiva. Asimismo, hay distintos criterios para clasificar tales métodos.
Por ejemplo, la soldadura homogénea es aquella en la que no se emplea material de aportación o este último es de la misma naturaleza de las piezas o componentes a unir. Por su parte, la soldadura se considera heterogénea cuando se efectúa entre materiales de distinta naturaleza con o sin metal de aportación, aunque también entre metales iguales con material de aportación diferente. Otro criterio corresponde a la temperatura; se tienen procesos de soldadura a temperaturas bajas (400 °C), medias (800 °C) y altas (más de 3000 °C)...