Margarita Salas fue una destacada científica y bioquímica española. A lo largo de su carrera, dejó un legado impresionante en el campo de la biología molecular y realizó contribuciones fundamentales en la ingeniería genética y la investigación del ADN.
Salas obtuvo su doctorado en Bioquímica por la Universidad Complutense de Madrid en 1963. Durante su carrera, trabajó en diversas instituciones de investigación de prestigio, entre ellas el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, el Instituto Nacional de Investigación Médica de Londres y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España. Uno de los logros más destacados de Salas fue el desarrollo de un método llamado "replicación en círculo rodante", que permitió la amplificación de moléculas de ADN circulares. Esta técnica se ha utilizado ampliamente en biología molecular y ha contribuido a avances en la investigación genética, incluyendo la secuenciación del ADN y la clonación.
A lo largo de su carrera, Salas recibió numerosos reconocimientos y honores por sus contribuciones científicas. Fue miembro de varias academias científicas de renombre, incluyendo la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de España, la Organización Europea de Biología Molecular y la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos. Salas también fue galardonada con varios premios prestigiosos, como el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica y el Premio L´Oréal-UNESCO a Mujeres en Ciencia.
El trabajo y la dedicación de Margarita Salas han tenido un impacto profundo en el campo de la biología molecular, y sigue siendo una figura respetada en la comunidad científica, incluso después de su fallecimiento en noviembre de 2019. Sus contribuciones continúan inspirando e influyendo en científicos de todo el mundo.
Margarita nació en noviembre de 1938 en Canero. Hija del médico José Salas Martínez (1905-1962) y de la maestra Margarita Falgueras Gatell (1912-2014); ambos alentaron en ella el interés por la ciencia. Cuando tenía un año se trasladó con su familia a Gijón, donde crecieron ella y sus hermanos. Su padre era médico y tenía un centro de salud mental; la familia vivía en la segunda planta y ella se relacionaba a menudo con los pacientes.
Margarita empezó a ir a un colegio de monjas cuando tenía tres años, y permaneció allí hasta terminar el bachillerato. A Margarita le gustaba que el colegio ofreciera una educación muy completa, tanto en humanidades como en ciencias.