“Los científicos pueden plantear los problemas que afectarán al medio ambiente con base en la evidencia disponible, pero su solución no es responsabilidad de los científicos: es de toda la sociedad”
José Mario Molina Pasquel y Henríquez, más conocido por su nombre corto Mario Molina, es uno de los más importantes referentes de la ciencia en México y el mundo, pionero en alertar sobre el daño que ha causado el ser humano a la capa de ozono.
Nació en Ciudad de México el 19 de marzo de 1943. Es hijo del abogado Félix Molina Pasquel y de Leonor Henríquez. Su abuelo, Mario Molina Contreras (1872-1912), fue un reconocido jurisconsulto y alcalde de la ciudad de Veracruz de 1903 a 1909.
En su niñez realizó sus estudios primarios en su ciudad natal, Desde los diez años empezó a leer biografías de científicos reconocidos y pedir regalos como probetas y un microscopio, con el cual descubrió todo el mundo imperceptible de una lechuga en descomposición, algo que lo fascinó e impulsó a descubrir el universo de la ciencia. Jugaba haciendo experimentos con los que se calificaba. También comenzó a tocar violín, pero tuvo que decidir por la música o la ciencia; aunque aprendió a tocar muy bien, se decidió de lleno por la segunda alternativa. A los once años fue enviado por sus padres a Suiza para seguir estudiando en un proceso tradicional de su familia. En su adolescencia hizo de un baño un laboratorio y, con un par de amigos, experimentaron en diferentes ámbitos de las ciencias antes de entrar a la universidad.
Ingresó en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en 1960, donde se graduó como ingeniero químico en 1965. Luego se radicó en Alemania, donde efectuó estudios de postgrado en la Universidad de Friburgo trabajando la cinética de polimerizaciones. En 1968 comenzó su doctorado en fisicoquímica en la Universidad de Berkeley (CA, Estados Unidos) y se unió al grupo de investigación del profesor George C. Pimentel; obtuvo su título en 1972.
Cursó un posdoctorado sobre química fundamental en la misma universidad, invitado por el profesor Sherwood Rowland. En 1973 fue vinculado como investigador en la Universidad de California-Irvine junto con Rowland, y en 1975 fue admitido como miembro del profesorado de esta institución; a partir de este año comenzó a liderar sus propias investigaciones.