La relación del signo lingüístico con la mente y los procesos cognitivos: un ensayo de conceptualización desde una perspectiva histórico-cultural
The relationship of the linguistic sign with the mind and cognitive processes: a conceptualization essay from a historical-cultural perspective
El presente artículo es una reflexión no derivada de investigación, acerca de los principios de iconicidad y motivación, fundamentales en la reflexión en lingüística moderna. Se argumenta que la distancia entre las expresiones lingüísticas puede constituir un índice icónicamente motivado de la distancia conceptual y psicológica que existe entre los términos o eventos que tales expresiones denotan. Sin embargo, la longitud de una expresión también puede tener relación con el grado en que presenta información nueva o desconocida. Una forma reducida puede, por tanto, constituir un índice económicamente motivado de familiaridad.
INTRODUCCIÓN: arbitrariedad y motivación
El concepto de arbitrariedad
Para examinar únicamente la lingüística occidental, sabemos desde los griegos de la discusión entre convención y naturalismo. Platón, por ejemplo, sostiene la tesis naturalista por medio de la cual las palabras tienen cierto significado predeterminado porque únicamente pueden reflejar la naturaleza eterna e inmutable de la idea. En el marco de la filosofía de Platón, se entiende que existe relación ontológica entre el objeto del mundo real y su nombre, unión quizá basada en las similitudes fonéticas u onomatopéyicas. Estas similitudes parecen fortuitas a los lingüistas modernos, pero algunos semiólogos las aceptan con mayor generosidad.
De todas maneras, la versión naturalista podría resumirse así: el signo es equiparable al símbolo. Existen las cosas y sus esencias y entre ambos aspectos existe una relación lógica-ontológica entre la palabra que designa la cosa y la cosa misma. De alguna manera la palabra recoge la esencia de la cosa, y en el nombre de la cosa es posible reconocer su esencia original.
Aristóteles, por su parte, profesa la idea convencionalista en oposición a su maestro; él sostiene que la palabra no puede reflejar la idea de la cosa más que en casos restringidos en los que fuese posible establecer la relación natural de la que habló Platón. Para Aristóteles, pues, la relación entre la cosa y la palabra no es tan natural. La palabra simplemente está allí, de alguna manera, como fruto de convenciones tácitas de los hombres, que se pueden establecer y cambiar al arbitrio de las comunidades.
En la Alta Latinidad se recrea la discusión entre naturaleza y convención. Así, los nominalistas y los realistas son los opositores en esta época, como se muestra esquemáticamente en la tabla 1.
Recursos
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Formatopdf
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Idioma:español
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