La calidad y la docencia universitaria: algunos criterios para su valoración
Quality and university teaching: some criteria for its evaluation
En este documento, se realiza una reflexión sobre la valoración de la calidad del ejercicio docente en la educación superior. El trabajo parte de la revisión de artículos y documentos del contexto colombiano, relacionados con el concepto de calidad aplicado a las universidades. Luego, se propone una interpretación de la docencia de calidad a la luz de los nuevos escenarios de actuación profesional, donde el docente deja de ser un reproductor de conocimiento para convertirse en un orientador de aprendizajes. En este sentido, se pudo establecer que la labor docente está integrada por tres dimensiones, a saber: disciplinar, pedagógica y humana, cada una compuesta por diferentes características, a través de las cuales se puede valorar la calidad del ejercicio del docente universitario. Se concluye que es posible establecer criterios tangibles para determinar, de manera objetiva, la calidad del ejercicio docente, los cuales deberían ser incorporados en los modelos que orientan los procesos de acreditación de las instituciones de educación superior.
1. INTRODUCCIÓN
La educación superior de calidad, es fundamental para disminuir las diferencias sociales y los altos márgenes de pobreza, que afectan a los países en vía de desarrollo (Gil-León, Casas-Herrera & Lemus-Vergara, 2020). En este sentido, la educación superior se constituye en un recurso indispensable para potencializar la investigación científica, a través de la cual se generan nuevas tecnologías (Valles-Coral, 2019). Estas, a su vez, son aplicadas a los diferentes sectores de la industria de un país, permitiendo una mejora de la productividad, generando crecimiento económico que, en últimas, repercute en mejores niveles de vida para toda la población (Portafolio 2018a).
En el caso colombiano, la agenda de la educación superior en las últimas décadas del siglo XX, estuvo determinada por la expansión cuantitativa. Se pasó de 1,3 estudiantes de educación superior por cada 100.000 habitantes en 1960, a 17,6 en 1996; y entre 2007 y 2016, el incremento fue del 75%, pasando de 1,36 millones de estudiantes a 2,39 millones (Portafolio, 2018b). Si bien se formularon un conjunto de políticas orientadas al mejoramiento de la calidad, en la práctica era evidente que se trataba de un tema accesorio. Aún en el presente siglo, se prioriza la cobertura frente a la calidad y a la pertinencia, lo que se evidencia en la heterogeneidad del sistema de educación superior. En el “coexisten instituciones bien organizadas y reconocidas por su excelencia, con instituciones caracterizadas por bajos niveles de calidad” (Melo-Becerra, Ramos-Forero & Hernández-Santamaría, 2017). Estas últimas, presentan altos niveles de matriculación en programas de bajo costo y poco pertinentes para sus entornos geográficos.
Recursos
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Formatopdf
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Idioma:español
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Tamaño:133 kb