Mesianismo en el pensamiento ambiental latinoamericano
Messianism in Latin American environmental thought
Se procura mostrar las formas de autoritarismo simbólico con las cuales las ideologías mesiánicas presentes en el pensamiento ambiental latinoamericano mantienen su cohesión ideológica, evidenciando las configuraciones simbólicas y las acciones que muestran la manera como estas simbologías se observan. Para ello, se argumentará la distinción y la coevolución entre el sentido antropocéntrico y el sentido diferenciado no antropocéntrico.
1. INTRODUCCIÓN
Habría que reconocer primero en Descartes sinceridad y delicadeza en el alcance de sus meditaciones. Tal vez las críticas a las que se va a ver sometido, como es de esperarse para él que escribe y lo expone públicamente, sean resultado de los usos descontextualizados o exageraciones, por parte de otros de los postulados del autor; ésto es sólo una hipótesis en estudio, pero queda claro que ese Descartes que presenta su método con cautela personal y prudencia científica no es el monstruo que hoy presentan los que desean generar una propuesta compleja contra su supuesta linealidad.
Es necesario reconocer además que cuando Descartes habla de las cosas simples y distintas, también lo hace de lo complejo, y al hacerlo especifica que los objetos más simples y más fáciles de conocer, se pensarán primero, para ir formalizando, hasta el conocimiento de los más complejos e inclusive propone suponer un orden entre ellos y que dicho orden no es por precedencia natural entre unos y otros; este planteamiento es distinto del que usualmente se acusa a Descartes; en efecto además de reflexión sobre los objetos simples, propone una complejidad no lineal, pues al poner en cuestión el orden natural deja abierta la posibilidad de criticar los ordenes impuestos.
Todo esto, con las limitaciones de un pensador que vivió en 1637 con la inquisición religiosa en pleno furor y con avances científicos apenas nacientes. Este comentario no pretende proponer la vigencia de las tesis Cartesianas en la actualidad; sino, constituye una invitación a la interpretación del texto dentro de su contexto de producción. Es más, podría proponerse a Descartes, con mesura temporal y espacial, como un autor proponente del estudio de la complejidad, la que es propia del mundo barroco en que vivió, que apenas estrenaba una teoría heliocéntrica; se inauguraba en un humanismo secular y en las ciencias más sistemáticas y menos escolásticas y autoritarias; obsérvese el siguiente texto de Descartes: Conducir con orden mis pensamientos, empezando por los objetos mas simples y mas fáciles de conocer, para ascender poco a poco, gradualmente, hasta el conocimiento de los mas complejos y suponiendo incluso un orden entre aquellos que no se preceden naturalmente unos a otros (Descartes, 1637/1988:25 y ss).
La época histórica que Descartes traduce a pensamiento, época de crisis y de renacimiento, ha sido calificada de incertidumbre y desarraigo, como consecuencia de la ruptura de la unidad religiosa, de la unidad política, de la unidad cultural y cosmográfica en los siglos XV y XVI. Si la función del alma es pensar, hay que explicar en qué consiste el pensamiento. La explicación que intenta Descartes, es quizás una de las páginas más vistosas o al menos la más socorrida de su filosofía. En ello consiste su doctrina del «método». Pensar consiste en intuir las ideas claras y distintas. Pero evidentemente, para intuir una idea, ésta tiene que existir en alguna parte. La idea no se abstrae, sino que se mira. Al fin y al cabo la intuición no es más que una mirada. El objeto de conocimiento no se construye, sino que se ve. Pero si las ideas existen ¿en dónde existen? Descartes tiene que dar el paso final y admitir la existencia de dios como soporte de las ideas. Así, de argumento en argumento, Descartes acaba reconstruyendo el edificio metafísico de Platón. Por una parte, una naturaleza que se mueve independientemente y que no es otra cosa que lo que Parmenides había llamado el «devenir», y por otra el reino trascendente del ser que se inicia con el alma humana y culmina con dios o quizás se inicia y culmina realmente en dios (Ángel, 2004:194).
Recursos
-
Formatopdf
-
Idioma:español
-
Tamaño:273 kb