Bioética y bioseguridad. Las tecnociencias y la trascendencia de las fronteras
Bioethics and biosafety. Techno-sciences and the transcendence of boundaries
La bioética como fenómeno cultural se ha presentado como un lugar paradigmático de reflexión, análisis crítico, investigación y debate sobre los problemas éticos y los dilemas morales causados por la investigación científica en el ámbito de la biotecnología, sus innovaciones y aplicaciones. Desde mediados del siglo XX, la humanidad ha vivido bajo el signo de la incertidumbre y la aprensión. La bioética responde así a la necesidad de una reflexión ética que acompañe a esas investigaciones y aplicaciones tecnológicas.
Uno de los temas estudiados por la bioética es el de la bioseguridad cuyos problemas son los bioriesgos. La bioseguridad puede considerarse como un conjunto multidisciplinario de procedimientos que abarca métodos y estrategias para la evaluación, la gestión y la comunicación de los bioriesgos. En este proceso, las diversas cuestiones como las evaluaciones de la tecnología, la gestión de riesgos y, en particular, el principio de precaución merecen un lugar destacado.
1. INTRODUCCIÓN
¿Estamos en los albores de una gran mutación de la humanidad? Se trata de un proyecto de creciente auto-optimización acelerada del ser humano. Prometió, dándole a los humanos fuego, una metáfora de la técnica, fue castigado por su desmesurada astucia. Sin embargo, esta astucia inauguró la fantástica aventura de los humanos en el mundo, acompañando la astucia de Prometeo al enfrentar, con su determinación y voluntad, el dominio de los dioses. Esta aventura fue acompañada por la desgracia, ya que fueron castigados con los males dispersos tan pronto como Pandora, movida por la curiosidad, abrió la caja donde estaban depositados todos los males. La técnica, como nos dice Platón en su diálogo de Protágoras, aunque se describe como un instrumento de poder, está en sí misma desprovista de todo significado e insuficiente para garantizar la permanencia de la especie humana. Por esta razón, Zeus ordenó a Hermes que trajera a los humanos la decencia y la justicia para completar lo que faltaba en el arte político y la capacidad de vivir juntos.
Lo que es relevante para nosotros es lo que debemos hacer en el campo de la biotecnología. ¿Cuál es nuestra responsabilidad en el desarrollo de las tecnociencias? ¿Cómo podemos pensar críticamente sobre los mandatos y las transformaciones provocadas por los avances tecnológicos? ¿Hasta dónde debemos llegar en la investigación de embriones humanos? ¿Qué investigación deberíamos permitir? O, ¿qué juicio sobre la investigación genética: la terapéutica y la dirigida a avanzar en el conocimiento y posiblemente a curar las enfermedades degenerativas? ¿Qué cuidado hay que tener con los alimentos transgénicos, con la transferencia de genes de una especie a otra? Estas son preguntas que no tienen precedentes en su naturaleza y que requieren otro tipo de "perplejidad".
Tal es el gran desafío de la Bioética, un fenómeno cultural sobre el que se ha escrito y debatido mucho hoy en día.
De hecho, desde hace unos años, las biotecnologías han estado dando a los seres humanos un poder nunca antes visto e imaginado. Una potencialidad cuyo rasgo esencial es la ambivalencia: encarnan nuestras esperanzas más codiciadas, a saber, mejorar la calidad de vida superando las enfermedades y prolongando la vida; y al mismo tiempo, pueden provocar temores incalculables, interviniendo en la identidad misma de cada individuo y potencialmente sacudiendo todo el ecosistema. La biotecnología es una mezcla de atracción y repulsión. La dinámica restrictiva de la técnica que provoca sentimientos contradictorios: una fuerte atracción por una superpotencia al alcance de los humanos, combinada con un miedo fantasmagórico por sus consecuencias.
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