El deporte y la recreación como medios para la educación ambiental La experiencia de cátedra ambiental en la Facultad de Ciencias del Deporte
Sport and recreation like means of the environmental education The experience of environmental chair in the Faculty of Sport Sciences
La educación ambiental se fundamenta en tres áreas interrelacionadas entre sí que favorecen el desarrollo personal y social: construcción de identidades, desarrollo de la interacción humana y relación con los otros no humanos y con el ambiente físico. El propósito de esta experiencia es construir e implementar, en equipo, un proceso de educación ambiental básico para promover en los participantes la conciencia de una problemática ambiental y del posible papel de cada uno en la superación de la misma. El proceso de cátedra ambiental dentro de la Facultad de Ciencias del Deporte, U.D.C.A., desarrolla cinco fases: 1. Aproximación conceptual donde se aborda una problemática ambiental y sus implicaciones vitales, y se identifica una institución que trabaje en el área que apoye el proceso. 2. Itinerarios ambientales donde se reconocen en la realidad de las problemáticas ambientales. 3. Construcciones correspondientes al diseño de actividades deportivas y recreativas adaptadas específicamente a las necesidades ambientales del contexto. 4. Desarrollo e implementación para promover la conciencia ambiental. 5. Retroalimentación consistente en la evaluación del proceso. Así, se han desarrollado cuatro proyectos de educación ambiental.
1. FUNDAMENTACIÓN
En la actualidad, expertos en el tema ambiental y educativo manifiestan la importancia de ampliar el concepto de ambiente y por lo tanto de educación ambiental. En este sentido, en la educación ambiental, se incluyen aspectos como «el fomento a la participación social y la organización comunitaria tendientes a las transformaciones globales que garanticen una óptima calidad de vida y una democracia plena que procure el autodesarrollo de la persona» (Marcano, 1992). Entendiendo así la educación ambiental, resulta evidente que, con una mirada basada exclusivamente en los aspectos biológicos y físicos, la educación ambiental es reduccionista y fragmentaria, pues descuida el contexto mediatizado por redes económicas, políticas y culturales.
Desde este enfoque de la educación ambiental, es necesario actuar siguiendo un concepto más amplio de ambiente que remita a la interacción entre dos sistemas: la estructura y el funcionamiento del ecosistema, y la forma en que se establecen las relaciones sociales. Lo ambiental, entonces, se entiende como la interacción entre el ecosistema y la cultura (González, 1993; Bermúdez, 2003). La cultura, en este argumento, se entiende como un proceso de continua adaptación cuyos resultados se evidencian en la interacción de sistemas: sistemas de conocimiento; sistemas simbólicos; sistemas tecnológicos; sistemas organizacionales y sistemas biofísicos. Las construcciones humanas animales son, en este orden de ideas, parte constitutiva del ambiente, lo viven, lo configuran y lo reestructuran permanentemente. El concepto de ambiente apunta a la organización física, mental y cultural que los sujetos hacen del mundo, organización que solo se realiza a partir de la interacción que esos sujetos hacen dentro del vínculo entre el sistema biofísico y el sistema cultural.
Ahora bien, para que un proceso de educación ambiental sea realmente transformador y tenga efectos reales, es necesario incluir como eje básico y prioritario la interioridad del sujeto, su entorno interior, su capacidad para cuidar de sí para cuidar a los demás y al entorno externo.
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