El paradigma energético de los biocombustibles y sus implicaciones: panorama mundial y el caso Colombiano
Biofuels’ energetic paradigm and its implications: a global overview and the Colombian case
Ante la necesidad mundial por encontrar fuentes de energía alternativas, los biocombustibles se han constituido en la última década como una posible respuesta. Su creciente demanda se ha visto reflejada en la expansión de los cultivos utilizados como materias primas, lo cual tiene implicaciones en varios frentes: los cambios de uso de la tierra, servicios ecosistémicos relacionados con el recurso hídrico, las emisiones de Gases Efecto Invernadero (GEI), la seguridad alimentaria y la propiedad de la tierra. El presente artículo tiene como objetivo presentar un análisis crítico de estos temas a partir de la revisión de la literatura internacional y abordar el caso colombiano, en particular la expansión de los cultivos de palma africana y sus implicaciones sociales. Los principales resultados dejan ver que la expansión de los cultivos se direccionará hacia los países del trópico, lo cual genera impactos negativos al intensificar la competencia por el agua y la tierra en regiones caracterizadas por su alta vulnerabilidad ecosistémica y social. Adicionalmente se observa la necesidad de mejorar los sistemas de información y de refinar metodologías y modelos que permitan evaluar con mayor precisión los impactos de la producción de biocombustibles sobre el bienestar humano.
1. INTRODUCCIÓN
En las últimas décadas el tema de la energía se ha convertido en una cuestión fundamental a nivel mundial. El carácter limitado de las fuentes fósiles y los inminentes efectos del cambio climático se han visto reflejados tanto en las tensiones geopolíticas por el control de territorios que albergan petróleo, como en la busca de fuentes alternativas de energía que sean sostenibles. Los biocombustibles se han constituido en una posible respuesta, especialmente en la sustitución de los combustibles fósiles necesarios en el sector del transporte (FAO, 2008; Mandil & Shihab-eldin, 2010; OECD-FAO, 2011).
Algunos de los benefi cios que se espera obtener al usar biocombustibles como fuente renovable de energía son la reducción de gases efecto invernadero (GEI), la disminución de la pobreza rural por medio de inversión en su desarrollo y un aumento de las exportaciones (Ahmed et al., 2011; OECD-FAO, 2011). Por esta razón las políticas a nivel mundial se han enfocado en la producción de biocombustibles en países del centro y de periferia, en donde hay tierras con alto potencial de cultivo y procesamiento de materias primas para producir biocombustibles líquidos. El interés generalizado por estas fuentes alternativas se ha visto reflejado en un aumento de la producción de biocombustibles, especialmente en la última década. El Food and Agricultural Policy Research Institute (FAPRI, 2011) reporta que mientras en el año 2000 se produjeron 18.000 millones de litros de etanol y biodiesel, en el 2011 esta cifra llegó a los 129.000 millones de litros. A pesar del creciente interés por los biocombustibles, su contribución a la matriz energética mundial no es considerable: según Ahmed et al. (2011) las energías renovables representaron 16% del total de la oferta energética mundial, siendo el 10% aportado por la biomasa tradicional y sólo el 0,6% por los biocombustibles.
Como todas las fuentes energéticas, los biocombustibles presentan riesgos y oportunidades, los cuales dependen del tipo de materia prima utilizado, de la ubicación geográfi ca de la producción, del proceso de transformación y del contexto económico y político en el que se desarrollen (Dufey & Stange, 2011).
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