La necesidad de redefinir ambiente en el debate científico actual
The need to redefine the environment in the current scientific debate
En las últimas cuatro décadas el pensamiento ambiental ha generado una rica producción teórica, forzando la transformación del conjunto del pensamiento científico. Centrando las preocupaciones teóricas en las zonas de bordes disciplinares, conduce a la redefinición continua del objeto de la temática ambiental para orientar las intervenciones. Objeto que mutó desde la ingenua definición de medio ambiente, ambiente, sistema ambiental, sistema socioambiental, sistema complejo, integrando también aspectos operativos como: multiescalaridad, e interdisciplinariedad. Los esfuerzos teóricos, articulados con el desarrollo de aspectos prácticos permitieron avanzar en la capacidad de comprensión del objeto ambiente desde las perspectivas clásicas, construidas sobre los paradigmas de la modernidad, llegando en los últimos años a un punto de agotamiento. La búsqueda de la solución a este problema se ubica en el límite de superación del postulado dualista, intentando la unificación sociedad-naturaleza. Es desde esta identificación del problema, e intentando conectar los principales aportes teóricos generados en las discusiones más o menos difusas sobre ambiente, sistemas complejos y de la ciencia transdisciplinaria, que se propone una construcción conceptual de sistema ambiental, que posibilite su resignificación y una nueva autorreferencialidad, como condición necesaria para una nueva lectura, interpretación y acción en los territorios concretos.
1. La creciente importancia de la temática ambiental
A comienzos del siglo XXI se destaca la importancia que las sociedades humanas asignan al tema ambiental, a la necesidad de avanzar en la comprensión del funcionamiento de los sistemas ambientales y a la urgencia de encontrar soluciones a los problemas ambientales. Así la temática ambiental como objeto de investigación, transita progresiva y rápidamente desde un lugar marginal hacia uno central, constituyéndose en uno de los principales desafíos científicos del momento.
La preocupación social y científica por la temática ambiental no es una novedad en el conjunto de las reflexiones humanas, esta preocupación más o menos estructurada se puede ubicar en un periodo temporal de varios miles de años, al menos desde que surge la agricultura, pero es a partir de la década de 1960 cuando comienza un trabajo sistemático, creciente y acumulativo sobre esta reflexión y un acompañamiento con investigación científica.
Un hito fundamental que motiva y consolida el trabajo científico en esta línea, es la publicación en 1962 del libro de Rachel Carson: “La Primavera Silenciosa”, que coloca en el centro del debate un problema de magnitud planetaria, el uso de pesticidas persistentes en la agricultura orientada por la revolución verde. En este trabajo se analiza la liberación de sustancias con riesgo de contaminación, discutiendo los posibles efectos en el ambiente. Sobre fines de la década de 1960 y principios de la década de 1970, frente a la consolidación de las evidencias de la problemática ambiental y los efectos de las acusaciones multiformes que venían estableciéndose en relación al impacto de diversas actividades productivas, hay un intento por cambiar el sentido del debate. Una nueva idea revoluciona el pensamiento ambiental, con los aportes de Lovelock, que en 1972 propone el concepto Gaia, más abarcativo que los precedentes en referencia al funcionamiento del planeta. Retomando la imagen de “nave espacial tierra”, metáfora acuñada sobre fines de la década de 1950, Lovelock (1995) propone que el funcionamiento de la tierra está dado por la interacción entre los componentes físicos, químicos y biológicos del planeta. En estas interacciones los seres vivos realizan las regulaciones del funcionamiento del ambiente.
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