Helen Adams Keller fue una escritora y activista política estadounidense de principios del siglo XX, reconocida principalmente por sobreponerse a su discapacidad como sordociega.
Orígenes
Helen nació en 1880 en Ivy Green, la granja de su abuelo, en Tuscumbia, Alabama, Estados Unidos. Fue la mayor de los tres hijos de Arthur Keller y Kate Adams (Helen, Mildred y Philip).
Provenía de una familia acomodada de descendientes de suizos que se hicieron propietarios de grandes extensiones de tierras en la región. Entre sus familiares había gobernadores de estados sureños, militares ilustres e incluso un presidente. Su padre había servido como capitán para el ejército confederado durante la Guerra de secesión. De modo que la derrota de la Confederación supuso pérdidas económicas para su familia.
Había nacido como una niña saludable, sin embargo, a sus 19 meses sufrió una enfermedad entonces poco entendida, pero que parece ser meningitis. Las fuertes fiebres llevaron a pensar al médico que Helen no sobreviviría. Su vida logró mantenerse a salvo, pero perdió el oído y la vista. Súbitamente quedó a oscuras, solamente se podía comunicar con su familia mediante el tacto. Este episodio la convirtió en una niña incontrolable y agresiva e impidió que pudiera desarrollar el habla.
Aprendiendo
Sus padres no encontraban una manera de curar a Helen, parecía que no habías tratamientos médicos. En su búsqueda, los Keller recorrieron diversas ciudades del país y consultaron especialistas, incluyendo a Alexander Graham Bell, quien entonces trabajaba con niños sordos. Esto los llevó al Instituto Perkins para Ciegos, desde donde les enviaron una institutriz de 20 años, graduada del mismo instituto, quien también era ciega: Anne Sullivan. Para entonces Helen tenía siete años y había desarrollado una forma de comunicarse mediante gestos caseros.
Tan pronto Anne se instaló, fue reservado un espacio de la casa para las clases de Helen; allí empezó la enseñanza de palabras mediante el deletreo sobre la palma de la mano.