Sacerdote y misionero italiano fundador de la orden Misioneros de la Preciosísima Sangre.
“Hablar poco, hablar bien, hablar en el momento oportuno”.
Gaspar del Búfalo cultivó su espiritualidad desde su niñez. Nació en una familia católica devota, Antonio, su padre, trabajó como sirviente para la familia del príncipe Alieri; Annunziata, su madre, le inculcó fe en Cristo. El matrimonio tuvo dos hijos: Gaspar y Luis de Búfalo. Gaspar padeció de muchas enfermedades durante su infancia. En 1788, a la edad dos años, sufrió una grave dolencia en su ojos, de la cual, según su familia fue curado por la fe que sus padres tenían en san Francisco Javier (1506-1552).
Fue ordenado sacerdote el 31 de julio de 1808. El 17 de mayo de 1809, los Estados Pontificios fueron anexados al Imperio napoleónico y el 6 de julio del mismo año, el papa Pío VII fue deportado. Gaspar, junto con todos los sacerdote católicos que manifestaron su fidelidad hacia el Pío VII, fue desterrado de Roma. Posteriormente, fue a Piacenza, donde estuvo encarcelado, casi muere en cautiverio, en 1810 fue transferido a Bologna. El 20 de octubre de 1811 su madre falleció, ese mismo año se rehusó a jurar lealtad al emperador y fue nuevamente encarcelado. También fue prisionero en Imola, Lugo, entre otras ciudades, hasta que, en 1814, pudo regresar a Roma después de cuatro años de exilio y encarcelamiento. Ese mismo año comienza su actividad como misionero.
El 15 de agosto de 1815, Gaspar, junto con los sacerdotes Merlini, Bonanni, Giampedi y Albertini, fundó la Misioneros de la Preciosa Sangre en Giano dell´Umbria (al norte de Roma) en la iglesia de San Félix. El 27 de diciembre de 1817, Gaspar es elegido primer promotor y misionero de los Misioneros de la Preciosa Sangre. En 1819, publicó Método de las santas misiones para regular el establecimiento de sociedades parroquiales. También difundió el ritual de la adoración nocturna (una noche al mes orando), que inspiró a santa María de Mattias para fundar en 1834 a las Hermanas Adoratrices de la Sangre de Cristo. En 1849, Pío IX instituyó la fiesta de la Preciosísima Sangre el 1 de julio. Esta fue suprimida en 1969 por la Iglesia católica.