No al aborto, sí a la vida, sí al amor
Pese a que existan legislaciones a favor del aborto, esto constituye un crimen y un pecado contra los seres más vulnerables.
Estas líneas están dedicadas con profundo amor y respeto a todas las madres que, con coraje, fortaleza, sacrificio y entrega, le han dicho sí a la vida, a toda la vida, y se han comprometido con esa hermosa labor a veces ingrata, a veces incomprendida, pero labor que es síntesis de la formación de la familia y de la sociedad. Y más de una sociedad que pide a gritos una reestructuración de los valores más profundos y del derecho fundamental a la vida. También están dedicadas a todas las mujeres que en su vida han tenido, tienen o van a tener la oportunidad de llevar un hijo en su vientre.
De los 200 a 300 millones de espermatozoides depositados en el tracto genital de la mujer, sólo de 300 a 500 llegan al sitio de fecundación. Se necesita únicamente de uno de ellos para la fecundación y se considera que los demás ayudan al espermatozoide fecundante a atravesar las barreras que protegen al gameto femenino. (Langman, 2001). El óvulo fecundado es solo 1 de los cerca de 400 óvulos que maduraron entre la pubertad y la menopausia de un total aproximado de 400 mil óvulos primitivos e inmaduros presentes en los ovarios desde el nacimiento (Ferrés, Montesinos y Smith, 1991). Esto significa que usted y yo, antes de ser seres creados somos seres posibles, una posibilidad de 1 en 300 millones de espermatozoides y de 1 en 400 mil óvulos, un milagro.
Si unimos las dos probabilidades somos la probabilidad estimada de 1 en 120 mil millones de millones de ser como somos. Tal como es usted hoy, es irrepetible, es único y con la oportunidad de descubrir el destino de su vida. Cuando esa posibilidad se hace concreta nos hacemos seres reales, el ser humano es un ser real que no se realiza de inmediato, sino que lo hace en un proceso dialéctico de continua maduración, de menos a más. La historia de cada persona comienza en la historia de los demás.