Isabel Allende Llona, una de las voces más destacadas de la literatura contemporánea en español, ha dejado una huella profunda en la mente y el corazón de sus lectores a lo largo de décadas. Nació el 2 de agosto de 1942, y aunque es oriunda del país incaico, su familia y ella son de nacionalidad chilena, además, años más tarde obtendría la ciudadanía estadounidense.
Allende es conocida por su estilo narrativo mágico y emotivo, que teje historias intrincadas con personajes inolvidables y temas trascendentales. A través de su vasta obra literaria, ha demostrado ser una exploradora infatigable de las emociones humanas y una defensora apasionada de la justicia social.
"Aquí hay unas cuantas cosas que creo no encontrarán en una lista de mis publicaciones y logros.
- Es importante ser amable y honesta, y cuidar a otros y a mí misma.
- Las mujeres tenemos la sabiduría y la fortaleza para ser líderes de nuestras familias y comunidades. Si el mundo va a sanar, serán las mujeres las que harán que suceda y no podemos dejarlas solas.
- Mi fuerza proviene de la educación que he recibido y el hecho de que tuve control de mi fertilidad e independencia económica. Las jóvenes que no poseen educación ni oficio, que carecen de control sobre sus propios cuerpos y su fertilidad, y que no pueden mantenerse solas, corren peligro de convertirse en indigentes y en víctimas de violencia y abuso. Cada una de nosotras debe estar siempre lista para apoyar a estas jóvenes y ayudarlas a sujetar firmemente las riendas de sus vidas. Aunque se tropiecen y se caigan cientos de veces, con nuestra ayuda pueden lograrlo.
- En cada ser humano hay un corazón digno y valiente".
Hija del diplomático Tomás Allende Pesce, primo hermano de Salvador Allende, presidente de Chile entre 1970-1973, y de Francisca Llona Barros, de ascendencia portuguesa y española. Isabel es la mayor de los tres hijos del matrimonio (sus hermanos Juan y Francisco), y desde sus primeros años tuvo una vida itinerante. Una de sus primeras pérdidas fue la separación de sus padres en 1946, cuando tenía tres años. A raíz de este evento, su madre se trasladó con sus tres hijos a Santiago, Chile, a la casa de sus abuelos, donde residieron hasta 1953, y en donde Isabel tuvo sus primeras experiencias con el mundo de lo sobrenatural gracias a la influencia de su abuela, una mujer dulce y apasionada por la telepatía y el espiritismo. Esta época fue el germen del que brotaría su novela más famosa: La casa de los espíritus.
En 1953, su madre se casó con el diplomático Ramón Huidobro, el "tío Ramón" como le decía Isabel, quien fue nombrado en 1970, por Salvador Allende, como embajador en Argentina.
Isabel asistió a diversos colegios privados y viajó por varios países antes de regresar a Santiago para finalizar sus estudios y trabajar en la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Pero fue desde los diecisiete años cuando se inició como periodista.
Desde muy temprana edad, Isabel fue rebelde. Ella misma recuerda que pensó en convertirse en monja, porque le aterra subyugarse al poder masculino, pero la vida la sorprendió con un amor inesperado al que se aferró "como un cangrejo". Se casó a los 19 años con Miguel Frías, en un matrimonio que duró 25 años y con quien tuvo dos hijos, Nicolás y Paula. Durante estos años, Isabel fue forjando su carrera como escritora, publicando artículos de prensa, cuentos infantiles y obras de teatro.